viernes, 22 de mayo de 2015

PRÁCTICA VII, TAMARA ARES, CARTA DESESPERADA EN EL 2030,



         Estimados amigos, luchadores y sufridores,

corre el año 2030, la desesperanza y la desolación afloran cada día más en esta sociedad corrompida. Me acuerdo aún cuando, en 2015, terminé mi etapa académica, estaba llena de esperanza, de ilusiones y de grandes metas. Ahora, en este tiempo, todo está mal.El ser humano ha perdido la poca fe que tenía. Las calles lloran lágrimas de sangre, están destruidas y las aceras están pintadas de mugre. El cielo tiene un color naranja. Las guerras de los hombres han destrozado el mundo y todo funciona a través de la tecnología. La política ha hecho mella en la educación. Ha sido tanta la avaricia de unos pocos carroñeros que la gente está muriendo de hambre, la gente no tiene casa y, mucho menos, derecho a la educación. Ha habido 100 años de retroceso. Releyendo el Lazarillo de Tormes me di cuenta que hemos vuelto a esa época. Tengo que decir que me siento como el autor del Lazarillo. No confesaré mi nombre porque puede ser que vaya contra el Estado, pero estamos sumidos en la desgracia salvando a unos pocos privilegiados que todavía siguen bebiendo en vasos de oros. La situación es difícil, nosotros los docentes, somos perseguidos por los militares por enseñar el pensamiento libre y crítico. Pero lo que más me da pena son las CC. Para quien no sepa quiénes son las CC, son las clases clandestinas. En estas clases clandestinas, están el subsuelo de nuestras casas como si de refugios nucleares se trataran. Los alumnos vienen a nuestras casas para recibir una mínima educación. Somos docentes altruistas, la única satisfacción que recibimos es que nuestros alumnos aprendan. Rememorando el pasado, me arrepiento de haberme quejado de la educación de mi época. Escribo estas palabras para reivindicar que la educación es de todos y no tiene que ser clasista. Esta situación tiene que acabar y, más, cuando la tecnología que tenemos, podemos utilizarla para alcanzar el mayor nivel de conocimiento. Pero, así vivimos hoy, en el 2030.
   Por último, quién lea esto seguramente estaré muerta por escribir estas palabras. Pero si la situación cambia de aquí en adelante, mi muerte no será en vano. Habrá servido para algo. No hay que ser débiles, hay que luchar por nuestros derechos y nuestra libertad.
Atentamente, una sufridora de mi tiempo.

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